Esperanza restaurada
¿El sol sale por el este? ¿El cielo es azul? ¿El mar es salado? ¿El peso atómico del cobalto es 58,9? Bueno, solamente podrías saber esto último si fueras un fanático de la ciencia o te gustara la cultura general, pero las otras preguntas tienen respuestas obvias: «Sí». En realidad, este tipo de preguntas incluyen un poco de sarcasmo.
Conciencia situacional
La Navidad nos encontró a los cinco integrantes de nuestra familia en Roma. No recuerdo haber visto nunca tanta gente junta. Mientras nos abríamos paso para ver sitios como el Vaticano o el Coliseo, les resaltaba una y otra vez a mis hijos la «conciencia situacional»: prestar atención a dónde están, quiénes los rodean y qué está sucediendo. Tanto en casa como afuera, vivimos en un mundo inseguro. Y con el uso de los celulares y los auriculares, los chicos —y adultos también— no siempre saben qué pasa a su alrededor.
Bendiciones prestadas
Cuando inclinamos la cabeza para orar en el almuerzo, mi amigo Jeff dijo: «Padre, gracias por permitirnos respirar tu aire y comer tu comida». Jeff acababa de quedarse sin trabajo, así que su profunda confianza en Dios y su reconocimiento de que todo le pertenece a Él me conmovieron enormemente. Pensé: ¿Entiendo yo que aun las cosas más básicas de mi vida son de Dios y que Él simplemente me deja usarlas?
Siempre con nosotros
Ella estaba totalmente concentrada en el estante superior, donde estaban las salsas para pastas. Yo estaba parado a su lado en el pasillo del supermercado, mirando lo mismo y tratando de decidir. Pero la mujer, enfocada en lo suyo, ni me vio. Como soy alto, los estantes de arriba no son un problema para mí, así que ofrecí ayudarla, ya que ella era bastante baja. Sorprendida, dijo: «Vaya, ni siquiera lo vi. Sí, por favor, ayúdeme».
Sin comparación
«¡Uno de estos días, voy a poner todo en Facebook, no solo lo bueno!».
Enviarlo en una carta
Como a la mayoría de los niños de cuatro años, a Ruby le encantaba correr, cantar, bailar y jugar, pero empezó a quejarse de dolor en las rodillas. Sus padres la llevaron al médico, y el diagnóstico fue devastador: neuroblastoma (cáncer) grado 4. De inmediato, la internaron en el hospital.
Orar y crecer
Cuando la esposa de un amigo mío enfermó de Alzheimer, los cambios que esto trajo a su vida lo amargaron. Tuvo que jubilarse temprano para cuidarla; y a medida que la enfermedad avanzaba, la exigencia era mayor.
Los oídos se hicieron para escuchar
A la actriz Diane Kruger le ofrecieron un papel que la haría famosa. Pero eso requería que representara a una esposa y madre joven que experimentaba la pérdida del marido y de un hijo, y ella nunca había atravesado personalmente una pérdida de tal magnitud. No sabía si podría ser creíble. De todos modos, aceptó, y para prepararse, empezó a asistir a reuniones de apoyo para personas que estaban recorriendo el valle del dolor extremo.
Amor más profundo
Cuando se conocieron, Edwin Stanton desdeñó personal y profesionalmente a Abraham Lincoln, en ese entonces, presidente de Estados Unidos. Sin embargo, Lincoln prefirió perdonarlo y, tiempo después, lo asignó a una posición vital en su gabinete durante la Guerra Civil. Finalmente, se hicieron amigos. Cuando Stanton estaba junto al lecho de muerte de Lincoln después de que lo balearan en el Teatro Ford, entre lágrimas, susurró: «Ahora pertenece a las edades».
Fundamento firme de la esperanza
Las lecciones sobre la fe pueden provenir de lugares inesperados; como la que aprendí de mi perro labrador negro, Oso, de casi 50 kilos. El recipiente de metal para agua de Oso estaba ubicado en un rincón de la cocina. Cada vez que se vaciaba, no ladraba ni lo golpeaba con la pata. En cambio, se acostaba quieto al lado del bol y esperaba. A veces, tenía que esperar varios minutos, pero había aprendido a confiar en que yo entraría finalmente a la cocina, lo vería allí y le daría lo que necesitaba. Su sencilla fe en mí me recordó cuánto más precisaba confiar yo en Dios.